Los Ejercicios
Espirituales es para nuestra zona una
mediación para fortalecer la identidad y espiritualidad en nuestro personal
(directivos, coordinadores, docentes, administrativos y obreros). Desde la zona
y en los centros se promueve y se gestiona hacer vida esta mediación.
En el Zulia
ofrecemos como zona tres tandas de Ejercicios Espirituales distribuidas en el
año. Del 25 al 30 de enero de este año se llevó a cabo una tanda en la Casa de
Predicación El Valle Estado Mérida a los que asistieron: 19 Coordinadores, 3
directores, 1 docente y 3 facilitadores de CECAL.
Fue una
experiencia de entrar en silencio, comprenderse como persona amada por Dios es
toda una odisea fascinante, contemplar la acción de Dios en cada una de estas
personas, como se esmeraban en mantener un clima de silencio, de encuentro
personal fue maravilloso.
El ambiente de
la casa fue un regalo que supimos apreciar y aprovechar al máximo, cada rincón
de la misma nos invitaba al silencio habitado, la naturaleza te acompaña, te
arropa, te acoge, te brinda toda una gama de posibilidades para desarrollar
nuestros sentidos.
El facilitador
de esta experiencia el P. Goyo Terán expuso sus temas para propiciar el
encuentro, la confrontación, las sensaciones para poder buscar lo que Dios
quiere para la vida de cada uno de nosotros. San Ignacio propone los Ejercicios
para ordenar nuestra vida, estamos convencidos que pudimos ordenar nuestra vida
en función de lo que Dios quiere.
Temas trabajados
en los Ejercicios Espirituales:
I)
Buscar a Dios en la
quietud
II)
Llamados a la causa del
Reino de Dios
III)
Actuación Compasiva
IV)
El gusto Espiritual de
ser pueblo
V)
Entrar en la lógica de
la desmesura
VI)
La Inercia.
VII)
Alegría del evangelio
A continuación
algunos testimonios de la experiencia vivida por:
JAVIER PARRA (Psicopedagogo)
FyA SAN JUAN
BOSCO
Mi
formación cristiana católica viene de la Renovación Carismática y del servicio
juvenil Jovenmision, de tal manera que mi forma de comunicarme con Dios siempre
había sido ruidosa y pocas veces en silencio. En los ejercicios ignacianos
vividos en Mérida en el mes de enero pude revisar y reflexionar en varias
cosas.
La
primera de ellas, es que para orar no hace falta hablar tanto, siempre es
necesario oír la voz de Dios en el silencio, no correr, hacer pausas para estos
encuentros íntimos con el Señor. La segunda, reflexione mucho sobre mi vida
familiar y como la tecnología- específicamente el uso del teléfono celular
Android- me estaban alejando de mi esposa e hijo y no les estaba prestando la
atención que ellos necesitan y merecen. Así que, al llegar a casa después del
retiro, tome la decisión de vender mi teléfono y comprar uno nada sofisticado
para evitar seguir en el error en el que me encontraba. Fue una decisión
difícil, de desprendimiento, pero Dios me ayudo y mi esposa está feliz. Doy
gracias a Dios por estos retiros que nos ofrecen desde Fe y Alegría.
PAZ Y BIEN
Katy Bohórquez
Coordinadora de Pastoral
FyA Ignacio Huarte
El día lunes 25 de enero salimos
con mucha alegría a encontrarnos desde lo íntimo con el Dios de la vida.
Pudiera decir, que la llegada a Mérida resultó una bonita causalidad, ya que
por equivocación nos bajamos de noche en la casa de retiro que no era; ya se me
hacía extraña la espera y la falta de alguna religiosa que nos diera la
bienvenida. Resuelta la incógnita
partimos caminando con nuestras maletas, almohadas, bolsos, etc, a la casa de
las religiosas Dominicas de Santa Rosa De Lima.
Mientras subíamos a oscuras, ya empezaba los
Ejercicios, dándole gracias a Dios por hacerse presente en los detalles, en las
pequeñas cosas, en las eventualidades, en las equivocaciones, lo oscuro, el
frío, en la alegría y hasta en las dificultades “de algunos”, para la subida,
allí se sentía su presencia cercana y amorosa, desde las distintas formas que
tiene de manifestarse.
Agradezco las instrucciones de nuestro director de
Ejercicios, al padre José Gregorio Terán, (Goyo), por brindarnos las
herramientas necesarias para hacer posible la revisión profunda de todos los
ámbitos de la vida. A partir del Salmo
122, sentí la alegría de estar en la CASA DEL SEÑOR, esa casa que ha sido mi
casa materna y paterna, allí repasé mi historia, contemplé los rostros de cada
uno de mis familiares, en especial, mis padres y hermanos; agradecí los
momentos compartidos, hasta las separaciones, llantos, rupturas. Con el Salmo
138, agradecí a Dios su paciencia, los momentos en los que sentí vergüenza de
mi vida y en algún momento me escondí; pero, no hay ningún rincón donde pueda
esconderme donde mi Dios amoroso no me encuentre para sacarme y abrazarme. Este
primer día, agradecía la LLAMADA, las personas que me ha puesto en el camino,
los aciertos y desaciertos, los hallazgos, las búsquedas, los éxitos y
fracasos, los dolores y las alegrías.
Una de las experiencias más significativas es la de
sentirme aún LLAMADA por Dios, y cada año es una bonita oportunidad para
recordarlo. En la historia de mi LLAMADA, así como la de Pedro, Juan y
Santiago, pescadores, Jesús me llamó desde muy niña, siendo una adolescente,
tuve la Gracia de contar con un terreno abonado por mis tías Adriana y Xiomara,
por mi abuela Aidé, por el colegio Javier, por las hermanas Esclavas de Cristo
Rey, la CVX y por algunos Jesuitas, en ellos, Jesús VIVO, se manifestó para
invitarme a SEGUIRLE. Y es así como nuevamente agradecida en pura donación viví
consagrada por diez años siendo
religiosa de la Congregación Hermanas del Ángel de la Guarda.
Pudiera decirse que este repaso por la historia, la
llamada, la vocación, la misión, a la que se nos invita en los Ejercicios
Espirituales, nos lleva nuevamente a centrarnos en el aquí y el ahora y
preguntarnos por el OTRO, por el PROJIMO; ACTUAR
COMO EL SAMARITANO, descubrir en el día a día, en estos tiempos difíciles,
en el trabajo, en el hogar, una Mirada compasiva, que nos lleva con nuestros
gestos e iniciativas a descubrirnos capaces de darnos como lo hizo Jesús.
No es fácil resumir una experiencia de Ejercicios
Espirituales, porque no se puede medir, ni contar, simplemente se VIVE, se
renueva el corazón, se renueva la esperanza, se afianza la desmesura de Jesús,
se impregna y se contagia.


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